Punto de vista personal.
Como docente a nivel superior nos
encontramos todos los años con una gran brecha educativa entre las nuevas
generaciones que inician la vida universitaria y aquellos que ya han despertado
del letargo: “aún no sé lo que quiero…”
La observación es válida para
cuestiones académicas, temas básicos, tales como matemáticas, español (haciendo
alusión a gramática, ortografía, redacción, entre otras) y al conocimiento
general, que todo adolecente debe apropiarse; como también, la observación en
cuestiones puramente enmarcadas en cultura general, de conductas, de
ideologías, de sueños por lograr entre otros aspectos.
Mirando el futuro y aterrizando
en la realidad, se nos entrega una generación adolecida en muchos aspectos que
son relevantes para el éxito en el ambiente universitario. En nuestro quehacer docente, notamos la falta
de motivación y la desubicación de la “necesidad personal versus realidad”.
Buscar estrategias para conectar
a nuestros participantes, motivarlos, abrir los nuevos horizontes en la
búsqueda del conocimiento tan esperado y necesario; debe ser prioridad en el arte de educar.
Probablemente sea mucho más fácil trabajar con grupos que finalizan una
carrera, ya que han pasado varios filtros, han adquirido los puntos de vista de
varios docentes y les estimula la idea de ingresar al área de especialidad;
incluyendo intrínsecamente la independencia económica a la cual muchos les
limita.
Por otro lado, ¿quién se preocupa
de aquellos que no logran obtener la “luz inicial”, o diciéndolo de otra
manera, aquellos que no encuentran el camino correcto a la superación deseada?
Tenemos pues, que recurrir a
estrategias diversas, de acuerdo al nivel que nos enfocamos, diagnosticar y llevarlos
a una media inicial, con la cual se puede entonces valorar un inicio del
aprendizaje; pues nos encontramos con una realidad, y ésta se refiere a las
diferencias marcadas del producto final de la educación media, asunto que
recibimos de diversas regiones.
Viendo el panorama de forma
general, encontramos pues un caldo de cultivo “cociéndose”, ejerciendo nuevas
fórmulas para cada generación, con ingredientes tan finos como las especies
mismas que forman una suculenta comida.
Dentro de estos ingredientes se encuentran como base la motivación, el
dominio de temas que deben ser la fuente de inspiración de quienes reciben
formación, pero que no es suficiente hoy día para capturar la atención y abrir
espacios de aprendizaje; otro de los elementos que no pueden faltar es el
ejemplo, es la experiencia en el área, aquellas anécdotas que resultan ser
únicas, que suelen ser la conexión con la realidad del medio; éstas son la base
para iniciar la relación docente-discente.
Resulta pues, que hoy día se
requiere más que el dominio académico, se requiere de saberes actuales, de
conocimientos adicionales, asuntos relacionados con tecnología, saberes relacionados
al “saber hacer”, entendemos que unir conocimientos o experiencias de generaciones
a conocimientos actuales es el mayor
reto por romper, en el docente actual.
Pues la otra cara de la moneda se encuentra precisamente en ese lapso;
en el que los docentes no logran la conexión en el aprendizaje, obteniendo así resultados
mediocres o de poca calidad. Construir
el aprendizaje constituye la “multitud de pensamientos”, la unión de ideas que
pueden ser de un participante o de varios, pero que resulta de un trabajo en
colaboración.
¿La falla se encuentra en
la metodología, en la estrategia, o en el docente? Sea cual fuere debe ser superada, debemos
esforzarnos por encontrar, por cada
grupo que tratamos, el factor que debilita el aprendizaje, reforzar y mostrar
la mejor técnica posible, en fin asegurarnos que el aprendizaje sea
significativo.
¡Qué poco resultados obtenemos,
en comparación con el ansia de aprender que existe! Pensamiento que cada día debe ser nuestro
norte…
Buscamos el cambio en positivo, me acompañan cada uno de mis participantes, pues comprenden la
importancia de crecer en conocimiento, de crear la diferencia, marcando así su
esfuerzo y compromiso por la construcción de su propia educación.
Moraleja:
Una golondrina no hace verano,
pero la anuncia! Dicen algunos.
Así es que, el cambio no debemos postergarlo
más. Cambiar es fácil, aceptar que
necesitamos hacerlo es lo difícil.
Procura verte en el espejo de la realidad, no la tuya como docente, sino
la del participante como alumno; para crecer y obtener lo mejor de quienes
tienen poca oportunidad de demostrar que con una buena guía logran todas las
metas que se les proponga obtener.